La felicidad tiene precio.

Sí, a contramano de lo que los románticos piensan, un estudio llevado a cabo en Estados Unidos demostró que aquellos que cobran cierta remuneración durante el año se consideran más felices que otros, por lo menos hasta cierto punto.

Las encuestas que basaron al estudio, el cual fue publicado por la revista científica Proceedings of the National Academy, fueron realizadas durante los años 2008-2009. Cabe destacar que durante esa época se desarrollaba la mayor crisis económica mundial desde 1930, la cual podría haber condicionado el ánimo de los encuestados.

Los estudios arrojaron una premisa: El bienestar de las personas aumentaba a medida que sus ingresos anuales alcanzaban los 75.000 dólares. Una vez pasado este monto, el sentimiento de bienestar parecía mantenerse sin variaciones o disminuir. Sin embargo, la sensación de éxito profesional se incrementaba.

Si bien esto demuestra que un sentimiento subjetivo puede estar relacionado con el monto de dinero que se obtiene, no quiere decir que en la cotidianeidad la persona tenga garantizado el buen humor. Es simplemente, una apreciasión personal sobre la vida propia.

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