
El siniestro tuvo una duración de aproximadamente cincuenta horas y una vez apagado, Felipe II tomó la decisión de reconstruir la urbe. Por esta razón parte de Valladolid, en esa época, pasó a exhibir una arquitectura más moderna que el resto, albergando las nuevas tendencias arquitectnónicas de la época como la herreriana o la barroca. Es en ese momento que se construye la plaza mayor de una forma regular, la cual se convirtió en modelo a seguir para el resto del reino.
No se sabe con exactitud la causa real del incendio, variadas hipótesis llevaron a desconfiar de grupos extranjeros y luteranos. Pero nunca se ha llegado a una conclusión. Las pérdidas humanas con respecto al nivel del desastre fueron reducidas y menores a diez personas.
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